Algunas notas sobre "Las cien familias"

Portadas de la antología Orgullo Zombi

En la antología de relatos Orgullo Zombi se incluye un relato mío llamado Antes de lo previsto. Estas notas describen el universo en el que se sitúa la historia. Como soy consciente de que el final queda abierto a distintas interpretaciones, he escrito estos párrafos para explicar mejor el contexto y las motivaciones de los protagonistas. Aunque no desvelo detalles sobre la trama, creo que puede ser más interesante leer esta descripción después del relato.

La antología Orgullo Zombi es un proyecto benéfico que va ya por su cuarta edición Se puede descargar de manera gratuita en varios formatos en orgullozombi.es . También se puede comprar en papel y los beneficios se destinan a causas solidarias.

La historia de Antes de lo previsto transcurre en una futura sociedad postapocalíptica en la que pequeñas comunidades han adaptado sus costumbres a las condiciones de su entorno de para asegurar su supervivencia. La civilización en la que nos encontramos es conocida como Las cien familias y su principio básico consiste en mantener constante el número de individuos de su población.

Es una sociedad estrictamente matriarcal. El nombre familiar (equivalente a nuestros apellidos) se transmite de madres a hijas. Cada familia posee una gran casa, en la que conviven dos o tres generaciones. Las mujeres tienen el deber de tener descendencia femenina que pueda perpetuar el clan. En caso contrario, las cien familias se verían reducidas a noventa y nueve, pero no se tiene constancia de que haya ocurrido alguna vez.

Las mujeres pueden tener descendencia con cualquier hombre, siempre que no pertenezca a su misma línea, y los bebés nacidos se considera que pertenecen a la familia materna. Prácticamente se entiende la reproducción como una escisión de una parte de la madre, o un renacimiento de la mujer. En ocasiones, el padre no es conocido puesto que no existe una tradición arraigada de matrimonio ni vida en pareja. Sin embargo, los hombres suelen son bienvenidos en cualquiera de las viviendas, tengan hijos en ellas o no.


Cada familia suele especializarse en una actividad, como la caza, la construcción o una precaria forma de medicina a la que llaman hechicería; aunque esos papeles no son estrictamente hereditarios y se pueden redistribuir según las aptitudes de los individuos. El gobierno queda en manos de una matriarca que se elige de manera democrática cuando fallece la anterior, con un voto por familia. El cargo es vitalicio.

La obsesión por mantener la población estable dentro de unos márgenes (habitualmente, menos de mil habitantes) se remonta a siglos atrás; y es consecuencia de las duras condiciones de vida. El principal motivo es la escasez de recursos alimenticios, tanto vegetales como animales. Aunque el resultado de estas costumbres es que no existen leyes que controlen el consumo de estos, pues, con tales limitaciones, el abastecimiento está garantizado para todos.

Las cien familias tienen un contacto escaso con otros pueblos. La comunicación es complicada por cuestiones geográficas y logísticas. Pero, este aislamiento contribuye a que las relaciones, si bien desconfiadas, sean pacíficas y con un afán meramente comercial.


La medida más controvertida (a ojos de pueblos extranjeros) de control de la población es el sacrificio ritual. Las personas que han logrado su propósito vital y que cumplen las condiciones de un complejo sistema de cálculo son despojadas de la vida de una forma honrosa e indolora. Esto no es un castigo ni se percibe como un acto de crueldad, sino de agradecimiento. El cuerpo se quema en una pira funeraria y se expone durante varios días en la plaza central del poblado, recibiendo ofrendas y elogios por haber contribuido a la perpetuación de las cien familias.

Probablemente, el origen de esta costumbre sea una mezcla de la necesidad de controlar la población y de proporcionar una muerte digna a quienes, de otro modo, estarían expuestos a enfermedades incurables. Si hay una razón fundada, nadie la conoce, pero dicha tradición es la que sustenta la sociedad de las cien familias; y todos los habitantes se aferran religiosamente al momento en que se honre su aportación a la comunidad, como motivación para afrontar el duro trabajo del día a día.También son comunes los fallecimientos por causas naturales, como accidentes o enfermedades. En ese caso, los funerales se viven con tristeza, lamentando que la vida del fallecido no haya sido suficientemente larga para lograr sus objetivos.


Es habitual que el acto de sacrificio lo realicen las hijas menores cuando están embarazadas y no haya previsión de que la madre vaya a tener más hijos. De este modo, es raro que coincidan tres generaciones de una misma familia a la vez. Sin embargo, si una madre tiene más de una hija, puede darse el caso. Las abuelas son muy apreciadas y se consideran fuente de sabiduría.


Hay leyendas que cuentan que mucho tiempo atrás las familias se limitaban a diez, pero una señal de la naturaleza mostró que era conveniente que las familias fueran cien. Hasta ahora, nadie se ha planteado desobedecer esa norma.